ALFEB: La niña y las semillas de merey

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jueves, 7 de noviembre de 2013

La niña y las semillas de merey

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Plan de la Patria-2013-2019 from Liceo Bolivariano Alejandro Febres

ALEJANDRO FEBRES

UNA VIDA DEDICADA A LA FORMACIÓN: EL ESPINAL, Municipio Rómulo Gallegos, Venezuela; El Liceo Bolivariano Alejandro Febres esta ubicado en la Población de El Espinal, Municipio Rómulo Gallegos del Estado Cojedes, fue fundado en 1971, su actual Director es el Licenciado Juan Noguera

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NUESTRA HISTORIA

El hoy conocido Liceo Bolivariano “Alejandro Febres” como proyecto experimental del Proyecto bandera nacional de la Educación Bolivariana del Ministerio del Poder popular para la Educación, se instala en el Municipio Rómulo Gallegos en los años 1971-1972, con el nombre de Ciclo Básico Común “Alejandro Febres”, que funcionaba alternadamente en diferentes locales e instituciones, como es el caso que algunas materias teóricas se impartían en el antiguo Centro Social de Las Vegas o Club Social donde hoy funciona la Casa de la Cultura, otros salones funcionaban en el Grupo Escolar Estefanía González y los laboratorios funcionaban en el grupo escolar Juan Angel Bravo, instituciones que hoy se conocen como escuelas básicas. Como recordatorios históricos se reseña que antiguamente y durante el gobierno de Pérez Jiménez (1.953-1.958) antes de crear la actual Prefectura los calabozos de la policía funcionaron en ese club social en los salones que se encontraban detrás del escenario. Los laboratorios que se construyeron para el funcionamiento del Ciclo Básico Común Alejandro Febres en las instalaciones de la escuela Básica Juan A. Bravo fueron demolidos en Febrero 2.007, para dar paso a aulas en la recién creada Creación Juan A. Bravo.

Pero continuando con la parte histórica de Alejandro Febres, es de hacer notar que ésta institución surge del clamor y la presión popular de la masa estudiantil cada vez más numerosa que pedía, la construcción de una institución que llenara el vacío y el deseo de continuidad de estudios y ansias de superación de los alumnos provenientes del Grupo escolar Estefanía González, Grupo escolar Juan A. Bravo y la Escuela Rural Concentrada de El Espinal conocida popularmente como “la Escuelita”.

En aquellos años azarosos, llenos de incomodidad y de continuos traslados por los diferentes espacios de actividad pedagógica estoica, pero a la vez llena de gozo por contar Las Vegas con su propia institución del Ciclo Básico funge como su primer Director el Profesor Pedro Hernández, la secretaria Ivonne Duran y su primer bedel el Sr. Inés Escobar. El uniforme era como era reconocido nacionalmente pantalón azul oscuro y camisa azul clara que lucían orgullosos el primer contingente de alumnos fundadores y forjadores de la nueva institución naciente en ese pujante pueblo de aproximadamente 3.400 habitantes. Ese primer grupo de estudiantes que ingresan a sus tres primeras secciones. En el Primer año cabe mencionar a Fanni Avancines, Inmaculada Mena, Diego Mejias, Tomasa Leal, Beatriz Sánchez, Gerardo Moreno, Tito Burgos, Hector Latouche entre otros que vienen al recuerdo, no dejando de lado al actual cronista del municipio Isaac Mujica. Los alumnos que ingresan al Segundo Año, recordamos a Nelson Bello, Francisca Mena, Elia Rumbo, Edith Nervo, Milvia Gómez. Entre los primeros docentes que formarón la plantilla febriana naciente recordamos a Pedro Quintero, Coromoto Méndez, Alida Salazar, Jesús Vega, Octavio Briceño, Grecia de Kenni, Francisco Montoya y Jesús Moreno. En vista del rápido crecimiento poblacional estudiantil de la región, durante el gobierno de Rafael Caldera, se inicia la construcción de la planta física que hoy conocemos en terrenos “cedidos” en ese momento por la Compañía Inglesa o Agropecuaria Santa Rosa como se conocerá luego, en los antiguos potreros de El Cotejo, las instalaciones no son formalmente inauguradas pues son tomadas por la fuerza por los estudiantes que pedían la consolidación y asentamiento final de una sede fija, por lo que la construcción se tiene que culminar con la edificación ya habitada, así se crea en 1.975 por obra del Ministerio de Obras Publicas el Ciclo Combinado “Alejandro Febres”, hacia donde se desplazan jóvenes provenientes de Caño hondo, Sabana Larga, Campo Alegre, El Muertito y La Blanca para la obtención del titulo de Bachiller en Ciencias que les permitirá acceder a la continuidad de una carrera universitaria a los agraciados que pudiesen desplazarse hacia las grandes ciudades. Así en forma por demás azarosa surge la sede propia para la institución luego de duras y largas gestiones en el nivel central en Caracas. Sale de esta sede por demás punto de referencia hacia el sur del estado la primera promoción que fue protagonista a través de su Centro de estudiantes de ésta toma institucional. Podemos mencionar entre ellos a Ramón Molina, David Burgo, Nelly Caballero, Arelis Vitriago, Petra Ramírez, Jesús Rodríguez, Luís Navas.

Muchas promociones han salido y muchos profesionales se encuentran hoy en el campo laboral que en su momento formaron parte de esa gran familia febriana, cuyo emblema identificativo del escudo heráldico cruzado por el tricolor patrio con la fecha de fundación en el fondo, con la belleza y pasividad pero siempre alerta de la garza morena que identifica nuestros ricos garceros hacia el sur, la riqueza hídrica de nuestro municipio y su exuberante vegetación, flanqueado en el siguiente cuerpo por nuestro glorioso símbolo de identidad regional, el escudo de armas de nuestro estado Cojedes, esta identificación heráldica calificada por estudiosos como equilibrada y simbólica, colorido y hermoso fue producto de la ingeniosidad de docentes de nuestra institución (debemos mencionar al sin par Prof. Octavio Páez de grata recordación entre sus autores) es llevada con orgullo y heráldica hidalguía por nuestros alumnos y alumnas que se consideran con autentica identificación y orgullo parte de la familia febriana, como igualmente pertenecientes al gentilicio de Las Vegas descendientes de los forjadores de la vieja y original Las Matas que se inicia en los albores del siglo XX, ese escudo nos habla por si mismo del color del pueblo que lo ve nacer, la pujanza de la tierra y el verdor de sus sabanas, que predicen años fructíferos y productivos tanto para la nueva institución como para la fu turística región de las viejas Matas de los años veinte, ayer Las Vegas de San Carlos, hoy autónomamente Las Vegas de Rómulo Gallegos. A partir del año escolar 1.986-1.987, pasa a llamarse el Ciclo Combinado en la Unidad Educativa Alejandro Febres ejemplo de equilibrio, funcionamiento, disciplina, formación, trabajo y autogestión comunitaria, siendo por eso una familia, “Familia Febriana” A partir del año 2.005-2.006 se inicia en el plantel la implementación del Proyecto experimental de la Educación Bolivariana, pasando a denominarse Liceo Bolivariano bajo el proyecto bandera nacional de la sustitución de la educación del viejo modelo conductista por el nuevo modelo humanista-constructivista. Esto funciona aún en los documentos internos pues a nivel de documentos oficiales continua con su vieja denominación de Unidad Educativa. Hoy día los laboratorios fueron sustituidos por aulas de clase por lo que se lucha a nivel de organismos gubernamentales por la construcción de esos espacios pedagógicos para así lograr de verdad una educación de equidad, calidad e integral para nuestros compatriotas que acuden a nuestras aulas por una verdadera formación integral, que los convierta en elementos constructores de su propia realidad, dueños de su proyecto de vida y seres protagónicos, participativos y activos, conocedores de su entorno, amantes de su comunidad e identificados con su realidad.
El epónimo “Alejandro Febres”
Está entre las propuestas hechas por los docentes que iniciaron la institución; Octavio Páez, Jesús Moreno y Francisco Montoya, en el año de 1.971; para recordar al BAQUIANO natural de Tinaquillo, que a veces es confundido con Alejandro Febres Cordero de Trujillo. Este Alejandro Febres el nuestro, nuestro epónimo, fue el que en aquellos gloriosos días de la gesta independentista y en plenos preparativos para la Batalla de Carabobo allá en 1.821, le indicó al Libertador la existencia de la llamada Pica de la Mona, sendero sinuoso y estrecho éste que corría por la quebrada de Chirgüita y que le permitiría al ejercito patriota abrir. Por este paso o pica el ejercito llegaría de sorpresa por el costado derecho de uno de los batallones de las tropas españolas, (el Barbastros), tropas que se encontraban acantonadas en el extenso campo de Carabobo cerrándole desde sus posiciones originales el paso a los Libertadores tanto por el paso hacia Valencia como por el paso del Pao o Chirgua e integrados por los temibles batallones Valencey, Barbastros, Hostarlich y Húsares del Rey con sus fulgurantes cañones de las mil batallas como ls describe Eloy G. González en su Al margen de la Epopeya. es precisamente por esta abras (abertura entre dos montañas) de Carabobo hacia el campo por donde el ejercito realista se nota con un flanco débil y que ofrece oportunidad tremenda de triunfo al ejercito libertador, por lo que la intervención aunque fulgurante de nuestro epónimo fue crucial en los cambios favorables a la causa republicana y que se sello definitivamente aquel 24 de Junio de 1.821.
Alejandro Febres, guió a los llaneros de Paéz y a la Legión Británica al mando de Farriar y Dave, hacia la ruta de la gloria que significó la destrucción de los Batallones Barbastro y Hostarlich lo más temible del ejercito español y la dispersión del Valencey permitiendo la entrada del resto del ejercito patriota a la Sabana de Carabobo por la entrada del camino real hacia Valencia para sellar el glorioso 24 de Junio de 1.821 con laureles de gloria y sellado con sangre gloriosa y aguerrida por ambos ejércitos la batalla de Carabobo a favor de la campaña Libertadora. Ese Alejandro Febres, el baquiano o simplemente conocedor de caminos, o prácticos como los llamaba Bolívar, es de quien orgullosos llevamos su nombre-emblema epónimo.
Fue en su época un hombre muy conocido en los alrededores de Tinaquillo y demás aldeas y comarcas, comerciante y arreador de ganado, fue guía de los grandes arreos que comúnmente se desplazaban desde los llanos hacia Valencia y el puerto de Puerto Cabello. Era un hombre de los llamados mestizos, muy apuesto, por lo que lo denominaban también “el Bonito” y por lo tanto de gran atractivo físico. Cuando Bolívar acampo en Tinaquillo solicitó le reclutarán a algunos prácticos, por lo que le fueron llevados ante su presencia TRES de los mejores entre los que se encontraba Alejandro Febres, ofreció el Libertador 20 pesos al que mejor conociera la comarca y le permitiera encontrar una entrada que condujera a el campo de Carabobo diferente al camino real hacia Valencia o la entrada de Chirgua o Carabobal desde el Pao. Dice la leyenda negra que los otros prácticos o baquianos señalarón a Alejandro Febres como el mejor por saber de lo peligrosos de la jornada y por tener con el mismo rencillas personales, al sin razón conduce a aquel picaflor de los campos de Tinaquillo y hombre de mil aventuras de todo tipo y algunas tropelías a trasponer y ser protagonista de excepción en nuestra gesta emancipadora gloriosa.
Quizás no se ha escrito sobre él con sinceridad pues algunos hasta han dicho que era un comerciante riesgoso y avezado y a veces dado a las tropelías. Pero hay que darle paso tanto a la leyenda negra, como a la dorada, que lo describe en el cenit del poder español como el protagonista de excepción que cambio para siempre en gesta gloriosa, lo que desde BuenaVista oteaba Bolívar el gran estratega como una carnicería sangrienta en contra de las tropas emancipadoras el intento de abrirse por el camino real contra los fusiles del Barbastro y los cañones certeros de los Húsares del Rey. Por ésta razón laureles de vencedor y gloria a quien quizas por rencillas amorosas, quizas por el hecho de estar ungido por el glorioso dios Marte de los griegos paso a engrosar la fila de aquellos que cambiaron para siempre la historia de nuestra querida patria VENEZUELA. Odas entonces a Alejandro Febres, el bonito y el práctico de Tinaquillo.
“fulgurante fue su paso, pero decisivo su papel”

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